Eslabones. Principios, finales y comienzos. Historias reiterativas.
Retomo desde el lugar en el que dejé la crónica del Poesía es nombre de mujer anterior a este. [Pincha aquí para leerla si todavía no lo has hecho]
«El vaso se colma, la tinta se derrama, el escenario se vacía, las flores bailan y van, de aquí a allá, iluminando los rincones más oscuros de La Puerta Falsa. Poesía es nombre de mujer y ha dejado invadida la sala de rimas.»
De rimas invadida, de nuevo, la sala. Así vuelve a acabar esta historia; una historia que cambia de lugar, de nombre y de hora pero que, en esencia, mantiene su argumento principal. Poesía es nombre de mujer es una historia de cruzadas; cruzadas de versos, de piernas, de temas, de palabras, e incluso, de miradas. Llaves de rimas, lluvias de palabras, juegos y escaleras que siempre van a dar al mismo lugar, el corazón de quien de recita, de quien compone, de quien escucha y descifra o descompone.
Enciendo la cámara. Enfoco. Abro el diafragma, acelero mis ganas, me hago vulnerable a la luz y pestañeo, en ocho ocasiones, con tanta fuerza que guardo en digital lo que mis pupilas han hecho en analógico. Instantáneas líricas del paso de Poesía es nombre de mujer por Las Cigarreras dentro del ciclo La Poesía es noticia es lo que os traigo esta vez para resumir la belleza y la magia de la simbiosis itinerante de Irene G Punto, Victoria Ash, Diana Zahé y María Blanco.
Las luces se apagan. El invierno se acerca. El telón se baja. Las flores que descubrí en febrero hibernan diciembre.
Poesía es nombre de mujer abre, revuelve y encaja. Otra conquista más para este ejército de damas que, voz a voz y verso a verso, arrasa ciudades.
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Sublime, su-bli-me.